viernes, 21 de diciembre de 2012

“Que tu corazón sea tan grande, que emprenda las acciones, que de otros,… desearas para ti”.









Cada vez, cada corazón,
necesita más tiempo y soledad
para dialogar con nuestra soberbia
y alocada mente.




Por estas fechas somos pródigos en felicitaciones - es lo que toca,... ¡hasta en eso nos marcan la pauta! -. El corazón, oculto, guarda nuestro sincero sentir; mientras, nuestra mente elige - ¡en no sé, cuántos casos! - el ancho camino de villa hipocresía.

Deseo ánimos a los sufridos y apenados, que la "magia" de la Navidad convierta los escritos de desahucio en poesía de Neruda; que Mozart, con sus divertimentos, endulce el espíritu de los enfermos e impedidos; que el universo en el que viven los que no tienen trabajo, sufra el destino de las profecías Mayas...

Que el mundo materialista sufra el brutal choque de un díscolo y desorbitado planeta cargado de espiritualidad, que la fruta caiga de los árboles, regando de macedonia cada poro de la Tierra, que las aves vuelen bajo el arco iris de la esperanza, con gráciles piruetas que agranden y abrillanten las pupilas de los niños.


Fuerza y coraje para cada uno, "porque si no se es uno en sí, nada seremos en nadie", porque la magia y la fantasía es cosa de cuentos y en la vida de cada cual, sólo aparecen cuando llueven estrellitas de felicidad.


Que alguien reparta, vestido de rojo o de azul, con trineo o en malhumorados camellos... bolsas inmensas cargadas de empatía, solidaridad y buenos sentimientos.



... Feliz vida, en reconfortantes y seguros pasos. 







Tuareg

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