Con el paso del tiempo he aprendido a sujetar al enemigo que habita en mi. La templanza de los años nos faculta para resolver, con una cierta edad, lo que de jóvenes no vemos venir por la inexperiencia y nuestra arrogancia. Los años van mermando la capacidad física, pero también nos deja la sabiduría que nos otorgan las cicatrices. He aprendido a saber esperar, y cuando de correr se trate he aprendido de las estrategias de los corredores de fondo. He sabido apreciar la importancia que tiene el ser observador en la vida y muchas veces, siguiendo la secuencia de todo lo observado, ... no siempre llego a la conclusión de que "el mayordomo era el asesino".
Muchas veces, la realidad que percibo es obra del enemigo que habita en mi, y debo "alejarme del cartel" para realizar la correcta lectura de la situación. He comprendido que es mejor lo cerebral que lo visceral, y que de llegar al uso de la fuerza, ésta sea un instrumento sometido a la inteligencia. He aprendido a aceptarme tal cual soy, a observar con mirada objetiva las debilidades propias de mi condición humana, he trabajado para mejorar, pero también he tenido que aprender a no ser tan duro conmigo mismo, entendiendo y aceptando mis limitaciones.
No se aprende sin el tiempo, teniendo cada cual el suyo, cada cual, ... con su compás, su ritmo, su paso. No creo que exista mejor satisfacción que conocerse a uno mismo, ni empresa más dura, el camino a seguir para lograrlo. He visto nacer y he visto morir, lo cual me ha servido para entender que entre el naciente y el poniente ... debemos dedicarnos a vivir.
