sábado, 28 de junio de 2014

Si practicas deporte,... ¡No muerdas!, y si no lo practicas, tampoco.





No hay justificación alguna para la violencia y tratándose de ésta en el deporte, no hay peor efecto que la impunidad en la violencia que surge entre los propios deportistas. Siendo el fútbol un deporte de masas y por surgir de él innumerables estrellas mediáticas, no sería de recibo dejar pasar por alto el exquisito cuidado que siempre debiera existir para impedir y erradicar la violencia de los terrenos de juego - en cualquier deporte -. Como ya apunté, las grandes estrellas del fútbol son seguidas por jóvenes del mundo que se alinean a los que son de su agrado y, en cierta manera, los comportamientos de estos deportistas pueden derivar en muy malos ejemplos para nuestra juventud.


El caso que nos ocupa, o que les expongo, está contextualizado en el Mundial de fútbol de Brasil 2014 y más concretamente en la figura del jugador de fútbol de Uruguay, Luis Suárez. Resulta una gran contradicción, a pesar de lo obvio, que a los jugadores se les revisen los tacos de las botas cuando entran al terreno de juego, y se arme tanto revuelo por algo tan evidente y reprochable, como que un jugador muerda a otro en un lance del partido. Luis Suárez es un jugador al que le fue mostrada la tarjeta roja por golpear con su cabeza a un árbitro, cuando contaba con 16 años.

En el año 2011 incurrió en abuso racial contra el jugador Patrice Evra ; en este mundial de 2014 ha mordido, por último, a Giorgio Chiellini, jugador de la selección italiana; cuando jugaba con el club holandés Ajax en 2007 fue suspendido durante siete partidos por morder a un oponente, mientras tuvo una sanción de 10 partidos por una ofensa idéntica mientras jugaba con el Liverpool en abril de 2013.  Dan Abrahams, experto en psicología del fútbol y autor de Soccer Brain, apunta que su mal temperamento es parte de una respuesta negativa a la frustración con la que probablemente ha lidiado durante la mayor parte de su vida. Una mirada a la psicología de Suárez.

Flaco favor le hace a Luis Suárez su entrenador, Oscar Washington Tabárez; y resulta altamente vergonzante las reiteradas ocasiones en las que éste no permite a la prensa que le hagan preguntas. Ya ven ustedes que no siempre la formación o supuesta formación académica de alguien es garantía de una buena educación; pues es bien sabido que este entrenador ha sido maestro, ejerciendo  en las escuelas del Cerro, Paso de la Arena y La Teja.





Es triste comprobar el efecto negativo que emana, a veces, desde el propio mundo del fútbol, y que lejos de plegarnos todos a lo razonable y evidente resulta ser que Uruguay hace una cuestión de estado con todo esto; comprobando que hasta su propio presidente, José Mújica, no hace ningún desapruebo o reproche por el evidente mal proceder del jugador de su país.





Singularidades




2 comentarios:

  1. No está reñido con el fútbol ese punto de agresividad o la picardía de la "Mano de Dios", pero a veces vemos una "suciedad" que en ningún caso debiera ser justificable, ni admisible.

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  2. El fin...no justifica los medios,y muy de acuerdo en que para muchos jóvenes son un ejemplo a seguir y esa manera de proceder deja un mal sabor..de antideporte,de que están por lo que ganan y que no merecen ser llamados Deportistas.

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