domingo, 29 de abril de 2012

Indígenas







Perú: Pueblos no contactados en peligro
(Por Edmir Espinoza)

Recibido de Amílcar Castañeda, corresponsal de Prensa Indígena, La
República On Line,29 de Mayo.- El Perú guarda algunos de los últimos
refugios de poblaciones indígenas que se distanciaron de la sociedad
peruana para vivir libremente.Pero las nuevas exploraciones
petrolíferas avanzan en las reservas donde viven.

¿Y sus derechos? Dos pobladores de una comunidad amazónica que se
encuentra en contacto inicial(Foto1). Muchas veces son contactados por
la fuerza por madereros ilegales, como ocurrió con los chitonahuas,
quienes vivían antes de los años 90 en la reserva Murunahua. En mayo de
2006, el Congreso aprobó la ley 28736 para la protección de Pueblos
Indígenas u Originarios en situación de aislamiento o de contacto
inicial.

Y bien, Perupetro, empresa estatal que negocia y suscribe contratos
para la exploración y explotación de hidrocarburos en el país, inició
en enero un proceso de selección de empresas para la asignación de 18
lotes petroleros, que entraron en subasta.
La convocatoria hizo que organizaciones ambientalistas y civiles, ONGs
y entidades públicas advirtieran que la licitación de los lotes pondría
en riesgo la vida de pueblos indígenas en aislamiento voluntario, que
viven en la Amazonía y podrían ser vulnerados con el inicio de la
exploración en Reservas Territoriales protegidas por el Estado. La
polémica parte del hecho de que las coordenadas de ciertos lotes
ofrecidos por Perupetro serían de Reservas Territoriales.

Según un informe de la Defensoría del Pueblo, los lotes 132, 133, 138 y
139 se superponen a las Reservas Murunahua, Madre de Dios e Isconahua y
a las Propuestas de Reservas Territoriales -que se hallan en proceso de
formalización- Yaraví Tapiche, Yaraví Mirim y Kapanawa, con lo que en
breve comenzarían las exploraciones petroleras en zonas donde habitan
pueblos no contactados, lo que podría llevar a que gran parte de la
población de estos pueblos sea afectada de manera irreversible.

Estudios realizados por antropólogos peruanos y extranjeros señalan que
los no contactados carecen de inmunidad contra enfermedades de los
foráneos, debido a su aislamiento. Cualquier forma de contacto, por
breve que sea, puede ser mortal. Una simple gripe o una diarrea podrían
dar inicio a una epidemia que mataría a estos poblados. En los años
ochenta una exploración petrolera mató a la mitad del pueblo Nahua.
En 1996, luego de que un grupo de ‘murunahuas’ fue contactado por
primera vez, más de la mitad de ellos pereció. Perupetro desmiente que
exista superposición de lotes, a pesar de que el mapa de coordenadas
dice lo contrario.

Sostiene que respeta el ordenamiento legal vigente y, aunque el
Ministerio de Energía y Minas -del cual depende- ha manifestado su
compromiso en excluir de la subasta las áreas que se superponen a
reservas territoriales, el presidente del directorio de Perupetro,
Daniel Saba, parece hacer caso omiso a las recomendaciones. Mantiene la
idea de licitar los lotes petroleros si la ley se lo permite.

Según Carlos Alza Barco, defensor adjunto para los servicios públicos y
el medio ambiente, falta un reglamento de la Ley 28736 que permita que
las reservas gocen de la protección que el Estado debe darles.
“Perupetro hace mal en esperar las labores de exploración para recién
hacer las coordinaciones con el Instituto Nacional de Desarrollo de la
Selva Peruana (INDEPA) y conocer el efecto nocivo que podría traer la
actividad petrolera”, afirma.

Saba atizó la polémica sobre la licitación de
estos lotes. Primero cuestionó la existencia de pueblos indígenas en
aislamiento voluntario, al considerar absurdo decir que hay pueblos no
contactados “cuando nadie los ha visto. Entonces, ¿de qué no
contactados están hablando?”.

Ante esto, la ONG de protección de los derechos de los pueblos
indígenas, Survival, respondió que “sin duda, el señor Saba preferiría
que no hubiera indígenas no contactados en donde quiere explorar en
busca de petróleo”. También advirtió que “si Perupetro permite el
acceso a las compañías petroleras a zonas donde habitan no contactados,
es probable que destruyan por completo a los indígenas”.

Parece que Saba no se quedó tranquilo con las reacciones a sus primeras
afirmaciones y anunció -contrario a su posición inicial- la
contratación de una consultora que establezca contacto con indígenas en
aislamiento voluntario, lo que vulneraría los derechos de estos
pueblos. “No sabemos cuál es la posición de estos pueblos en
aislamiento, nadie les ha consultado y en este estudio vamos a conocer
qué opinan”, explicó Saba, de modo increíble.

A raíz de estas declaraciones, el 14 de mayo la Asociación Interétnica
de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que representa a 1,350
comunidades de la amazonía, denunció a Daniel Saba, ante la Cuarta
Fiscalía Provincial de Prevención del Delito de Lima, por coacción,
abuso de autoridad y usurpación de funciones.
Jorge Payaba Cachique, coordinador nacional del programa de pueblos
indígenas en aislamiento voluntario del AIDESEP, señaló que si Saba
cumple lo dicho, quebrantaría el derecho de estos pueblos a permanecer
aislados, derecho que el Estado reconoce. Saba sostiene que la ola de
reclamos responde a intereses particulares. “Hay no contactados, por lo
tanto no puedes entrar. ¿Cuántos son? No sabemos porque son no
contactados”, dice Saba, con claro tono irónico.

Chitonahuas. Les llaman Juana (Foto2) y Javier (Foto3). Viven en la
cuenca del Yurúa, Ucayali. A inicios de mes la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) pidió al Perú protección para los últimos
pueblos indígenas no contactados que quedan en su territorio. A este
pedido se suma el informe 101 del la Defensoría del Pueblo, del 23 de
enero de 2006, que en su conclusión ocho refiere acerca de los pueblos
indígenas en situación de aislamiento voluntario y contacto inicial:
“La etapa de exploración [de hidrocarburos] es la que genera mayor
riesgo de contacto con los pueblos indígenas en situación de
aislamiento, debido a la alta movilidad de los equipos utilizados para
la sísmica que se introducen en los bosques”.

La República buscó a Daniel Saba para que responda por las denuncias
que se le imputan, pero el presidente de Perupetro estaría muy ocupado
para atender a los medios. Quien habló fue Ronald Egúsquiza, gerente de
promoción de la empresa estatal, quien aseguró que la acusación hecha
por AIDESEP “no es una denuncia penal sino una investigación
preliminar”, por lo que la empresa “prefiere esperar los resultados y
no tener contacto con la prensa”.

¿Responsabilidad social? César Sarasara es también un indígena, pero
a diferencia de los no contactados, el está bastante familiarizado con
el mundo occidental, sus organigramas y su vida política. Es, además,
presidente de la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú y
hace dos semanas viajó a Canadá, junto con Saba, para promocionar los
lotes petroleros en polémica.

Sarasara presentó una ponencia sobre la responsabilidad social que las
empresas petroleras deberán asumir para no afectar la amazonía ni la
existencia de los pueblos indígenas no contactados. Según él, las
actividades petrolíferas y la protección de los pueblos indígenas son
dos temas que pueden ir de la mano si hay diálogo. Los reclamos de
varias organizaciones se reducen a veces a intereses por conseguir
fondos, según Sarasara.

El caso es que estos pueblos corren peligro de desaparecer si no se
asegura su supervivencia. El Ministerio de Energía y Minas tendrá que
garantizar el respeto de los derechos que, por ley, les corresponde a
estos peruanos. No vaya a ser que, una vez más, los más vulnerables
paguen los platos rotos por la codicia de unos cuantos en nombre del
desarrollo.







 “La mayor fuerza de estas increíbles imágenes es lo sanas y seguras de sí mismas que parecen estas personas. Espero que se las pueda dejar en paz, pero eso sólo ocurrirá si se detiene a los madereros”.




 “El dinero y la especulación no pueden borrar del mapa a seres humanos que llevan viviendo en la selva cientos de años. Debemos proteger entre todos el derecho de estas personas a vivir en la que ha sido y es su tierra. ¿Quiénes somos nosotros para decidir por ellos? A raíz de escribir mi libro Corazón Indio me siento muy sensibilizada con la vida de estos pueblos que poco a poco van desapareciendo. Decir que existen y reivindicar sus derechos es parar su muerte segura”.

 La supervivencia de los indígenas está en peligro por la llegada de madereros ilegales que invaden el lado peruano de la frontera. Las autoridades brasileñas creen que la llegada de los madereros está empujando a los indígenas aislados de Perú hacia Brasil, y que es probable que los dos grupos entren en conflicto.

Enlace (ver el vídeo):

La lanza y el jaguar. Un viaje a los pueblos no contactados de la Amazonía.

 Recuperadas  imágenes del viaje de TVE a la Amazonía ecuatoriana hace 31 años, donde podemos ver a un joven Miguel de la Cuadra Salcedo.

 

  Toda una sinrazón motivada por la codicia


Tienen derecho a la vida y a ser felices











Video: animación rusa sobre leyenda mochica,

 pueblo ancestral de la costa norte del Perú.

 

AMERICA LATINA A TAJO ABIERTO
















Enlaces de audio




Como indígenas, ¡tenemos derechos!



 (enlace global)

Entrevista a Dalee Sambo, líder inui (Alaska)

Chile: Entrevista exclusiva a Pascual Pichún Collonao desde la cárcel de Traiguén

Perú: “He nacido y crecido para ser yo también con la misma lengua” afirma Rosa Amías M. 

Chile: Mijael Carbone, werkén mapuche: “La intención era matarme” 

Lautaro Loncon: “Nos está diciendo que todos los mapuche tenemos vinculaciones terroristas” 

 

Opiniones

Latinoamérica: Los daños de las transnacionales

Mundo: Un cambio de paradigmas: la única salida 

 

Cultura

Mundo: Poema “¡SOS! Tierra enfurecida” 

 

¡SOS! Tierra enfurecida

El planeta nos pregunta a ti y a mí
Humanos ¿quién sostiene al mundo?
¿Qué es la tierra para ti? Te diré, para que comprendas
insensato, cría de Caín, primogénito de la maldad.
¿Crees en un creador? Si eres ateo crees en la evolución. Bien,
la Tierra es la tierra que palpas, vives, comes, te enseñoreas.
Es la tierra en que vives, creces y te desarrollas.
Nada te pide ella. Te da todo. Viven en ese edén todas
las naciones, tribus, lenguas. Conocen su biodiversidad.
Cuanto tiempo pasó toda esa hermosura, lo que vale esa
biodiversidad que todos conocemos, unos más que otros.
Si sabemos que la tierra y su diversidad son complejas
¿por qué? lo agredimos, ¿por qué se creen dueños y quieren dominar?
¿Quién se cree con derecho a la Tierra? Díganme.
Que a la Tierra se le ama y se le respeta
de acuerdo a las leyes naturales, sin estropearla
sin contaminarla, por toda esa complejidad
que tiene la Tierra, no hicimos nada.
¡Por ello!
Ya estamos sufriendo la furia del sol, la lluvia, desembalse de los ríos y mares
Huracanes, torbellinos, terremotos, tsunamis, la tierra vomita fuego y azufre
se cansó de protegernos, ya colmamos la paciencia natural.
Comienza el castigo con sequías, inundaciones, con heladas y epidemias
pues con los inventos desarrollados serán destruidos los humanos.
La Tierra les dice no me compitan con su ciencia pequeña
Les castigaré con el magma, comenzaré una nueva evolución
porque el ser humano nunca podrá igualarme jamás
yo soy la Tierra, dueña de toda la riqueza de la biodiversidad,
yo soy la que doy vida y también la quito, de mí dependen
todos los humanos. Solo les digo piensen en su vida.
Que si así siguen pronto se destruirán, la muerte
será en sus telarañas con sus propias manos
la Madre Tierra es de todos los vivos y no vivos
si quieren seguir viviendo respétenme
cambiando sus actitudes de agresión
ganaran la biodiversidad y sus vidas.
Por que todos somos pasajeros
en la Madre Tierra.

poeta asháninka Kenkibari, de Perú


Perú: Sonrisa de un alma (cuento wampis)

 

Por Dina Ananco*

Un miércoles a la una de la mañana el aire refresca los poros de mi piel retocando cada curva de las heridas abiertas.
La luna, resplandeciente, cubre el camino de los transeúntes. El camino despejado, intrigante y a la vez hermoso se abre de par en par ante la mirada del desconocido que juguetea en los racimos del aguaje.

Yo, como de costumbre, venía de visita. Mi amada vive en  la esquina de la comunidad. Sus padres nunca aprobaron nuestro amor por dos razones: primero porque aspiraban para ella un hombre con cualidades muy elevadas y segundo no tenían una buena relación con mis padres porque años atrás tuvieron una disputa muy fuerte el día de las elecciones.   Mi propio padre  se oponía a la relación porque mi amada había tenido una vida furtiva cuando era adolescente mientras yo me encontraba estudiando fuera de la comunidad.

Todos los jóvenes hacemos esto, lo sé porque he confirmado esto conversando, en muchas ocasiones, con mis amigos y primos. La noche es una maravilla porque se complementa con la luna y son nuestra guía para emprender los deseos.
Se escucha el ronquido de los viejos. Se oyen los ladridos de los perros en cada puerta rota de la casita de algún comunero. Estamos cerca de la casa de mi primo que queda al lado del colegio.

Hace mucho un primo me contó que en el colegio, sobre todo en las noches, las almas celebran sus fiestas. Viven en la escuela, siempre ordenan las carpetas después del banquete y con frecuencia organizan fiestas  en las aulas y si te ven por ahí te matan, así de simple. También dicen que estas almas no caminan sino vuelan. Son almas sonrientes que coquetean a sus novios ebrios que descansan desprevenidamente en cada esquina de las aulas.

Cerca de la casa del papá de mi enamorada, porque él tiene otra mujer y con ella cinco hijos, vi a una mujer muy hermosa sentada en el tronco del caimito. Llevaba puesta un vestido largo y blancuzco parecida a una chaqueta, esos que se ponen los doctores que pasan el tiempo enamorando a las enfermeras y a nuestras mujeres en la posta, igualito. Mi corazón latía seguidito y era incontrolable, mi piel se puso como de la gallina pelada. Las ganas de gritar fue cada vez más intensa pero era inútil porque mi boca y mis labios se me habían entorpecido. Sentía tiesa la lengua. Esto es una pesadilla pensé.

Fue impresionante cuando intenté moverme, asustado, sin fuerzas, mis ojos dieron con cinco personas vestidas de blanco que se deslizaban en las ramas de los caimitos. Comprendí que no eran las aves que picoteaban los frutos de los aguajes y los caimitos; porque una mañana oí a Juanita decir que las aves habían arrojado las frutas mientras llevaba a la casa los canastos llenos de agua También murmuraba a menudo que eran los murciélagos que mordisqueaban las frutas y pasaba el día maldiciendo a los desventurados mamíferos.

Los desconocidos bajaron del árbol y se dirigieron hacia la escuela. Al fin pude estirar la pierna y corrí al principio despacio y luego con más fuerza como si alguien me siguiera. Cuando faltaban unos pasos para llegar a mi casa me crucé en el camino con una jovencita que quien sabe qué andaría haciendo a esa hora. Pálida  y nerviosa me abrazó y lloró sin consuelo y sí, lloramos juntos sin percibir la existencia de aquel sujeto.

Pasado unos segundos la joven dijo:
Me están persiguiendo, son ellos, viven en la planta del mango, me quieren matar, me van a matar -gritaba la pobrecita.

La tomé de la mano y nos sentamos en la esquina del camino. Fue entonces que vimos la silueta de una mujer blanca y agraciada, con un manto blanco y deslumbrante. Con la mirada fija al río avanzaba con paso lento hacia nosotros. Nos miramos y coincidimos que nos buscaba a nosotros. La desconocida se detuvo como quien tropieza con algún conocido de hace muchos años y nos dirigió la mirada. Fue increíble. Mis abuelos siempre me contaban que el alma nunca descubre su rostro, pero ella quiso mostrar su belleza singular; en su semblante terrorífico emanaba una sonrisa fulminante como los rayos del sol al mediodía. Nos cegó la vista y de repente caímos desvanecidos sintiendo tan solo el latido de nuestros corazones.

La mujer nos dijo al oído:
Las noches son nuestra luz. Si otra vez los veo pasar por este camino les mato a los dos o cualquiera que interrumpa nuestra fiesta. Mírame, soy yo, tu novia y vivo en este mango, es mi casa, mi hijo también vive conmigo pero duerme con su padre.

No recuerdo cómo llegué a mi casa. Pero apestaba a pura mierda. Mi ropa desgarrada y unas heridas profundas me imposibilitaban levantar las piernas. Por un momento creí que aquella desconocida con figura misteriosa había disfrutado a su manera de mi febril cuerpo en los ensueños fantasmales. Sí, es una pesadilla, no puede ser mi novia –pensé.

Llevo cinco meses y nunca he vuelto a caminar de madrugada. Mi novia murió hace poco, mi hijo está hospitalizado, el doctorcito me acaba de confirmar que necesita un transplante del corazón. No, no sería capaz de tener a mi hijo con el corazón de un desconocido y prefiero contarle la verdad, a través de esta carta que le preparé con la ayuda de mi primo, que su madre le espera. Espero que mi primo haya pintado todo lo que dije sin dejar escapar ningún detalle.


* Dina Ananco es awajún wampís. Egresada en Literatura (UNMSM). Escribe poemas y cuentos. Trabaja en Servindi.

Perú: Un día de febrero (cuento Wampis)

 

 Cuadro del pintor shipibo Robert Rengifo

 

Por Dina Ananco* 

Salir a caminar con el machete en la mano, es como revivir a mi padre de su reposo.
Hoy conversaré con mis hijos para celebrar el aniversario de su abuelo.

Si contara la historia completa desnudando  mi alma, descargando toda la ira que llevo dentro hace más de cuatro años, que, como pilas oxidadas me contaminan día a día, el día agonizaría de sed y de hambre.

Una tarde como esta, enterré a mi padre en el centro de la casa para que proteja a sus nietos. Después de haberme refugiado en la religión me convertí en pastor y anduve predicando desde Pinglo hasta Papayacu, ahora no me queda nada más importante que tapar los huecos de donde respira el otorongo.

Cómo olvidar los gemidos de Dios que me pedía a gritos el nombre del asesino cuando dormía a la orilla de Santiago debajo de las raíces del ojé que los venados se alimentan todas las tardes. Cómo desobedecer los susurros de mi padre que me grita monótonamente ¡Derrama la sangre!, ¡Derrama la sangre hijo mío!

Hoy les digo hijos que esto no es pecado, es una orden del más allá. Debo hacer la justicia o la comunidad va a bailar en medio de los gusanos  que crecen sutilmente en las letrinas. Ahora caminen hacia la quebrada pedrosa donde flotan dos mojarras esperándonos  para el almuerzo y la cena.
La selva virgen y la espesura de la oscuridad es nuestro testigo. El diablo duerme desapercibido adelantando sus guardias y sus vigilantes que calculan nuestros pasos sigilosamente:

-          ¡Mira! Duerme despreocupado con la escopeta en el pecho después de haber cenado media parte de majás. Sí, ¡Descansa porque mañana comienzas con tu dieta!
Observo sin pestañear cada hoja seca que debo recoger antes de las nueve de la mañana, mi mente fantasea con el asfixiar del individuo, con sus ojos idos y la  cara paliducha.

¡Hoy es el día! Aún recuerdo con nostalgia los viajes que realizaba con mi mujer: nos sumergíamos en el espesor del bosque, lugar donde solo habitábamos nosotros y los animales con que debíamos alimentarnos, disfrutando el aire fresco y recolectando frutas caídas, si fuera posible tumbábamos el chupé, los shimbillos para deleitarnos después de hacer el amor. Nuestros testigos, los paujiles, los mono cotos observaban nuestro placer con recelo. Escuchen con atención, jamás llegará nadie a ese lugar, porque deposité el mapa al lecho de mi mujer para perpetuar el secreto y las aventuras.

¡Hijo! Busca el mapa, encuéntralo antes que Silverio se apodere de él. Tu madre te espera hoy a las seis de la noche, antes que el sol se oculte debajo de los ramales de los cedros.
Ulises, tú, ¡quédate a mi lado! Te enseñaré a atrapar a las arañas venenosas y contar las caobas que sembré para tus hermanos.

Salí de mi casa cuando el reloj marcaba las cinco de la mañana. La linterna en la mano, focos nuevos; recargué con pilas panasonic que Asar conservaba. Agustín seguía mis pisadas mientras yo calculaba sus pasos del asesino. Caminaba con escopeta bajo el brazo acompañado de sus tres hijos y mi hija. Tal vez conocían la desgracia de su padre, o tal vez no sospechaban.

Él, disfrutaba las aromas del chupé, de las flores de Apai. Caminaba apaciblemente y complacido de la vida, pálido y nervioso; la escopeta sin recargar bajo los brazos hinchados de las proteínas de las almas. Cerca al lago resbalándose con las raíces de uña de gato cayó quejumbroso sin reservas. Juan, el hijo menor, se apresuró en ayudar sin sospechar que la tierra agasajaba la bienvenida de su padre.

El hombre sudaba: Tengo sed hijo, mucha sed –dijo.
Entonces su nuera le preparó masato recién fermentado y le dio de beber, era la última vez que probaba bebida adecuado a la humanidad.
Recostado en el tronco del cedro recreaba mi pensamiento mientras la risa singular de mi mujer hacía eco en el bosque espantando a los pájaros que anidaban en los bejucos. Una vez más mi cuñada me gritaba discretamente ¡fue él, fue él! Mi ira aumentaba cada vez más y era evidente que el sonido estruendoso de mi corazón semejaba al de otorongo cuando espera su presa favorita.

Mi hermana en compañía de sus hijas, atrapaba a los camarones mientras su hijo menor recolectaba los racimos de pifayo y la semilla de palmeras caídas que perfumaban todo el camino hacía una semana.

¡Tal vez escuchó el disparo o tal vez no! Ojalá mi mujer haya intervenido en su pensamiento relatando nuestras incontables historias. Ella tan convincente, recogía su larga cabellera y encaminaba en dirección a la pisigranja de su cuñado a recoger los huevos de los picaflores y las palomas que pululaban procreándose en la orilla.

Mis hijos pescaban sungaros jamás vistos por los santiaguinos que al instante se colocaba en fila con los platos en la mano; cada uno esperando una porción: unos para la aleta, otros para la cola, otros para las hueveras y los más lejanos para el obsequio de las presas que ellos decidían concederles.

Asar acaba de llegar a la casa. Me sirve patarashca  indecisamente y ceno con mis hijos. El recuerdo me perturba y me ahoga, fomentando más mi deseo de eliminar la mancha negra de mi kanus.

Agustín contempla al asesino de su madre defecando como ronzoco en la esquina de la chacra. Yo, arrodillado frente a la escopeta que recargué con el último cartucho que mi mujer me obsequió en mi cumpleaños pido perdón a Satán por obedecer a Dios.
El tiempo anunciaba el hecho y todos caminaban y trabajaban sin hacer menor caso a los presagios de picaflor cuando Torberito dijo “Esto por mis hijos, mis sobrinos, mi mujer, mis hermanos y amigos y porque en mi pueblo florezca sanango, toe y ayahuasca. Son la 1:30 pm. Todos almuerzan patarashca de boquichico, huangana asado y yo a ti”. El sol se apaciguó y celebró fúnebremente la desdicha de Anatalio.
Soy tu primo, ¡Torberito! Es la única bala que puede penetrar en tu corazón –le dijo mostrando el casco amarillento del cartucho. Sí, acabaré contigo y huiré como un cobarde, en la noche cenaré con tu mujer y tus hijos.

Anatalio, observaba atónito a su primo que le gritaba lanzando amenazas cuando la bala ya había penetrado en su corazón.  Tú, cobarde,  murmuró el moribundo, cayendo al suelo con la boca ensangrentada, mientras la niña miraba fijamente al desdichado con el suri en la boca, y sus dos hijos, observando cómo revoloteaban los ojos  blanquecinos de su padre, disparaban sin dirección alguna.

Hoy lloran tus ojos hija mía, mañana llorarás de alegría. Yo iré a espantar los gallinazos de la cocina de tu suegro que disfrutan la carne putrefacta.

Dice que trajeron a Anatalio ya cadáver en su casa. ¿Para qué vino Anatalio? Tal vez para despedirse de la comunidad que se acercaba distraído para darle el último adiós con la sonrisa en los labios.
¡Hipócritas! Gritó el hijo.

Hoy es el entierro. Estoy sentada al lado de mi esposa frente al lago que construyó mi padre y veo a mi vecino disfrutar con las puertas abiertas de par en par los hongos de su chacra recién abierta.

Hoy lloran todos, mis hijos, mis amigos, mis sobrinos, tíos y hermanas y mis enemigos.

Mis nietos me buscan sin hallar ningún rastro. Este mes es de ayunas. Los niños gimen de hambre y los viejos permanecen quietos, atemorizados  por los insultos de los transeúntes. En las noches se realizan fiestas interminables, todos corren a salvar su vida buscando un espacio dónde aposentarse como las garzas al atardecer. A la otra banda mis sobrinos vigilan el camino turnándose cada cinco horas. Los chismes fluyen como los ríos en la época de lluvia. Eso les asusta y lloran lágrimas amargas, unos maldiciéndome por la suerte concedida y otros por la intranquilidad y otros por indiferencia. Las noches son un caos, una especie de simulacro de la guerra civil. En el día asisten a las reuniones fastidiosas para luego salir en comisiones buscando mis huellas como si fueran inspectores privados.

Estoy en la casa, en mi casa, frente a la candela está sentada mi mujer. Entonces recordé su muerte. Al pestañear vi un tronco de árbol –era una leña- que había traído mi nieta. Recogeré las hojas de toe, de sanango y me iré a pasar la noche en las faldas de la Cordillera de Cóndor. Mis piernas enflaquecen, no puedo avanzar el camino, la anemia me consume día a día. No distingo los colores. Me sumergiré en el agujero y pasaré la noche ensimismado en la oscuridad. Mañana continuaré el camino solitario donde el sol cena con la luna.

* Dina Ananco es awajún wampís. Egresada en Literatura (UNMSM). Escribe poemas y cuentos. Trabaja en Servindi.


Bendita agua

 

 

I

¡Agua!
Dadiva gratuita de unos y costosa de otros
Dame de beber por siempre, sacía mi sed.
a cada instante, para no sentir ansiedad jamás
¡Agua!

Que
Sigas brotando de todas las pozas, de lagos, ríos
y de todas las fuentes de agua
Gracias por ser fuente de vida que es un don
natural para lo físico y espiritual.

II

¡Allá!
Esta está el lago de Chad, referencia de astronautas
hoy ya no te pueden localizar desde el espacio
Humanos del mundo no permitamos que se sequen
todas nuestras fuentes de agua, que son benditas
creadoras de vida

¡Tú!
Fuísteis, eres y serás la fuente de mi vida, tu eres el
que regulas mi sangre, tu recorres por toda clase social
por ti viven intelectuales, ignorantes, ricos, pobres
reyes y esclavos

III

¡Está!
sufriendo este mundo de las sequías, está agonizando
el agua por el maltrato que le dan a la naturaleza y su
biodiversidad, ya crearon conquistas y subordinación
a costa de guerras, provocadas por intereses del oro
plata, gas, petróleo y sus consecuencias del mercadeo
de contaminación y el calentamiento global

¡Hoy!
Al ver la necesidad del agua vuelven los intereses malsanos
viéndolo al agua el poder para dominar, llamándolos oro
azul, oro líquido del siglo XXI
Lo que hasta hoy fue, el agua bendita los intereses mezquinos
la están volviendo maldita, cuando se empieza a
guerrear por este preciado tesoro de todos.

¡SOS!
Mundo entero, no permitamos que nos dominen ni nos esclavicen
con guerras, por nuestra sed de esta bendita agua y de sus gotas divinas.

 

 

 

 

 

 

 






2 comentarios:

  1. Hay tanta sensibilidad y actitud respetuosa en el reportaje, que percibir su contenido estremece. No podemos permitirnos que satisfacer las comodidades que hemos convertido en cosas imprescindibles en el mundo occidental, implique perjudicar de forma tan drástica a estas tribus. Mi pregunta es, ¿cómo? Saludos.

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  2. Gracias por el interés y el tiempo empleado en la lectura. Un saludo y un cariñoso abrazo.

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Tus opiniones, a favor o en contra, son siempre bienvenidas; sólo pido corrección y respeto. Gracias.