La sabiduría se pierde cuando se cabalga a lomos de la vanidad.
¿Qué necesidad, de aplausos y lisonjas, pudiera tener un sabio verdadero?.
La vanidad busca la aceptación y el reconocimiento,
todo lo buscado te hace un ser interesado.
La vanidad afea al sabio, lo desvirtúa.
El verdadero sabio es callado y discreto;
templado, y muy frecuentemente ... curtido por las caricias de Chronos.
La vanidad es efímera, blanca y deslumbrante como las primeras nieves,
y al poco, agua que se marcha fresca por las hendiduras de la tierra.