domingo, 15 de junio de 2014

La independencia, los independentismos y la libertad








Nadie supo, o quiso ver, los graves trastornos de conducta que tuvo Hitler, desde niño. Muy posiblemente, el contexto o coyuntura del momento histórico que se vivía, ayudó a que el "lobo" entrara desapercibido y se confundiera con el rebaño. Su desequilibrio mental y su maldad pasó por tenerse como la normal actitud de un enfervorecido patriota, que iba a limpiar Alemania del ultraje que supuso el Tratado de Versalles y del mal, según él, que ocasionaban los judíos y los comunistas.

Hitler existe desde el inicio del hombre y cada día, en todo el mundo, esa semilla del mal germina y brota con más o menos fuerza, con más o menos repercusiones,... Desde un asesino en serie, - de consumo doméstico o local -  hasta un genocida de magnitudes planetarias - como ha sido el caso de Hitler -. Hitler fue un hombrecillo trastornado, que no fue un gran orador, ni una persona especialmente formada,... Simplemente fue un vomitador de palabras llenas de odio, que conectaban con la sintonía de una masa social que aumentaba y le proporcionaba poder. La sociedad alemana siempre estuvo acostumbrada a obedecer y si a eso le sumamos las consecuencias incómodas de la posguerra, no debiéramos extrañarnos del ascenso de este hombrecillo enfermo y ridículo.

Cuando toda la ingeniería social de un estado trabaja con el odio hacia un grupo concreto de seres humanos, sean estos judíos, gitanos, kurdos, indígenas del Amazonas, o quiénes sean,... Se llega a conseguir algo increíble y monstruoso, algo como el no verlos como seres humanos, y por tanto, pueden ser exterminados, esclavizados o tratados como cualquier otro animal. Hitler llegó a crear una industria del exterminio, pero antes de la solución final, hubo esclavitud, experimentación con seres humanos,... Indignidad.

Todo esto que he expuesto, permítanme ustedes que sea la introducción a lo que, verdaderamente, quiero transmitir y que es, lo que sigue:

Todo ser humano nace libre, pero después de producirse el alumbramiento... Cada segundo que pasa compromete la libertad de todo ser humano; y cada segundo hay que luchar para conservarla. Un individuo debe y ha de ser libre para vivir su propio éxito y su propio fracaso. Son los hombres libres los que hacen naciones libres, pero no es suficiente para una nación que sus ciudadanos sean libres, sino que éstos estén preparados y formados para crear una nación autosuficiente; porque no concibo ninguna independencia si nuestra capacidad real de autonomía no es grande, o suficiente. La independencia no tiene tanto que ver con quiénes nos invaden o colonizan, sino con la indiscutible capacidad de andar sólos, una vez resuelto el problema con el invasor o el colonizador.

No he sabido de ningún promotor de la independencia, salvo de Gandhi, que primero no hable del odio, antipatía o rechazo hacia el colonizador. Nunca se habla, primeramente, sobre quiénes somos; lo que somos; qué tenemos; qué podemos hacer y a dónde podemos llegar,... Y sin estos puntos, aspectos o cuestiones, bien resueltos, ¿a quién o quiénes interesa la independencia?; porque no entiendo ninguna independencia, como pueblo, que no sea por el bien del pueblo... Porque si alguien me oprime, poca diferencia habría en que lo hiciera el colonizador, o un hijo o hermano de la tierra.

Cuando los independentistas hablan con odio de los colonizadores como queriendo dar clases a todos, y de todo; siempre me posiciono argumentando:

"Si me hablas de cualquier invasor, no me hables desde tu odio, sino desde la visión de tu cuerpo enjuto y sufrido, con tu arma en las manos; con tus heridas aún abiertas e incluso, desde la sepultura, con tu vida entregada como ejemplo. Si me hablas desde el odio al colonizador, prepárate a contestar primero al porqué de tantos siglos colonizados, y si no pudieras dar respuestas sólo puedo llegar a dos conclusiones posibles, que hemos sido manifiestamente incapaces de ser independientes o que, simplemente, no se puede".

He podido escuchar y leer a algunos que manifiestan ser independentistas y, los menos, me parecen serios pero hay toda una pléyade de ellos que sólo tienen el cerebro lleno de fanfarrias y de historias épicas pseudo románticas. No creo en los independentistas que pretenden imponer sus ideas; los que ningunean toda argumentación de los demás, los que se mofan e injurian, los que creen estar sentando cátedra cuando se pronuncian o los que van de paternalistas. 

Concluyendo, y volviendo a la introducción sobre Hitler,... No se dejen engañar por ningún nuevo hombrecillo. 





 







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