Suena a tópica, la frase, "la realidad supera a la ficción",... pero coincidirán conmigo en ella, tras desvelarles a ustedes el caso que les comento.
Ahí está en cartelera, "El Niño", la película dirigida por Daniel Monzón, y que nos trae la iniciación de dos adolescentes en el mundo del narcotráfico. Un mundo sórdido, lleno de peligros y de vidas al límite; pero a pesar de ello - y por mucho que a algunos le cueste creerlo - no es de este niño de quién les quería hablar.
Existe un "Niño", y muy real, que hasta a la propia realeza se acercó; colándose, incluso, entre las páginas de la historia,... En el besamanos durante la proclamación de Felipe VI. Un niño que, desde los quince años, en lugar de tener las habituales correrías de los niños de su edad, es expuesto a la "suciedad" y a los "vicios" del mundillo de la política: "desayuno en las FAES con "tito" Aznar y codearse en la calle Génova, con los grandes del partido".
Francisco Nicolás Gómez Iglesias es el artífice y promotor de la versión política del timo de la estampita, del siglo XXI. Lo doloroso, desgarrador y vergonzante, no es sólo el ilícito proceder de este "niñito", sino que ha sido lamentable y triste el comprobar que hay un entramado, "sucio", que lo ha hecho posible. Un mundo de apariencias y el uso de éstas para medrar, urdiendo estafas, o con el mercadeo del tráfico de influencias, para hacer y recibir favores.
"Colacho" ha demostrado, a toda España, lo fácil que es entrar en los círculos del poder, y en la política de la primera división. Tal y como dijo un empresario: " este chaval llega a presidente o lo meten en la cárcel", y tiene razón pero... Fíjense ustedes, que su frase también dice de los presidentes.
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