lunes, 20 de octubre de 2014

Las quejas






Pienso que debemos ser razonables en todo, incluso en el legítimo derecho a quejarnos. Los obstáculos y las dificultades son los escalones de un camino, llamado vida... En el cual hay puntos de inflexión, y para la reflexión, llamados rellanos.

No es razonable la queja o la pesadumbre en lo que ha de venir, por naturaleza; por lo que no somos capaces de lograr, habida cuenta de nuestra incapacidad, pereza o inmadurez; o nuestro victimismo o agresividad hacia los demás, por no ser capaces de autogestionar nuestras frustraciones.

Muchas veces no nos damos ni cuenta de que nuestras quejas, - por muy legítimas, entendidas y compartidas que sean - a los demás les importan un bledo, bien porque nada pueden hacer para aliviarnos o porque ya tienen las suyas propias y, en otros casos, - que los hay - porque existen personas que asisten, divertidas, como espectadores de tus autoproclamadas miserias.

La queja se combate con la acción, en lugar, tiempo y forma, y si se puede. Pero no olvidemos todo lo que tenemos que trabajar nosotros mismos, y por nosotros, para que los motivos de queja sean menos o se minimicen.





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domingo, 19 de octubre de 2014

Colacho,... ¡Agente secreto!









Suena a tópica, la frase, "la realidad supera a la ficción",... pero coincidirán conmigo en ella, tras desvelarles a ustedes el caso que les comento. 

Ahí está en cartelera, "El Niño", la película dirigida por Daniel Monzón, y que nos trae la iniciación de dos adolescentes en el mundo del narcotráfico. Un mundo sórdido, lleno de peligros y de vidas al límite; pero a pesar de ello - y por mucho que a algunos le cueste creerlo - no es de este niño de quién les quería hablar.

Existe un "Niño", y muy real, que hasta a la propia realeza se acercó; colándose, incluso, entre las páginas de la historia,... En el besamanos durante la proclamación de Felipe VI. Un niño que, desde los quince años, en lugar de tener las habituales correrías de los niños de su edad, es expuesto a la "suciedad" y a los "vicios" del mundillo de la política: "desayuno en las FAES con "tito" Aznar y codearse en la calle Génova, con los grandes del partido".

Francisco Nicolás Gómez Iglesias es el artífice y promotor de la versión política del timo de la estampita, del siglo XXI. Lo doloroso, desgarrador y vergonzante, no es sólo el ilícito proceder de este "niñito", sino que ha sido lamentable y triste el comprobar que hay un entramado, "sucio", que lo ha hecho posible. Un mundo de apariencias y el uso de éstas para medrar, urdiendo estafas, o con el mercadeo del tráfico de influencias, para hacer y recibir favores.

"Colacho" ha demostrado, a toda España, lo fácil que es entrar en los círculos del poder, y en la política de la primera división. Tal y como dijo un empresario: " este chaval llega a presidente o lo meten en la cárcel", y tiene razón pero... Fíjense ustedes, que su frase también dice de los presidentes.