En ocasiones he pensado que sí son caros pero, en una reflexión más pausada, he llegado a la conclusión de que, quizás, no lo sean tanto. Seguramente, un libro será caro para quiénes lo compren como regalo y que, tal vez, no sea lector. Quién lee, sabe de las bondades de la lectura y eso, en sí, es suficiente matiz que relativiza la valía económica de un libro.
Si un libro nos parece caro, les propongo la siguiente, y poética, reflexión: "la lectura de un libro es la forma más gratificante y barata de viajar". Un libro es información y formación que se expande en nuestras mentes; son luz que siempre queda encendida, página tras página; tras un libro está la labor intelectual de otra u otras personas, que las transmiten para el conocimiento de todos aquéllos que desean saber y comprender.
El valor de un libro y, por extensión, de cualquier otra cosa... No puede vincularse a la obviedad de que se pueda o no comprar, dependiendo de las posibilidades económicas de quiénes pretendan adquirir algo, de un libro en este caso. Hay libros que, presuntamente, valen lo que por ellos se pide y, hay libros que "valen un valer".
Para valorar algo, se ha de tener y se ha de perder,... ese algo.
Sólo, quiénes leen, saben del valor de las entrañas de un libro...
Sólo, quiénes únicamente compran un libro, saben, únicamente, de precios.
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