Espero, espero tranquilamente... Con la calma que da los años...Experimentado, observo los merodeos que da la impaciencia, y que en tiempos pasados, me atormentaba... Hoy se muestra como una niña impertinente e irritada, frustrada.
Y así, como un viejo torero, hoy capeo con brillante soltura lo que antaño hacía con gran angustia y singladura. El tiempo pasa, se lleva unas cosas y nos deja otras: "la sangre atemperada, frente al hervor de la sangre juvenil; la sabiduría frente a la impertinencia; el ver las cosas a cámara lenta, frente a la torbellinosa juventud...".
Observo a los jóvenes cuando nunca, a mi mismo, en esa edad me observé, paré y reflexioné. Me recreo en esa maravilla porque, a estas alturas del camino, valoras que todo forma parte de un proceso. No miro atrás queriendo regresar, ni con especial tormento por mis muchos errores... Esta calma, de esta espera tranquila me ha enseñado que, de mirar hacia atrás, deje ante la entrada al túnel del tiempo: el dolor, el sentimiento de culpa y la frustración.
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