Tierra
Pensaba, ciertamente, sobre el porqué de mi venida,
sobre el porqué de mi nacimiento, … en definitiva.
Realmente no elegí venir, ni lo contrario tampoco,
creo que nadie de aquí lo pidió y, … lo contrario tampoco.
Será, quizás, que viendo donde hemos venido o dónde nos han traído,
es por lo que comentamos, pensamos o incluso decimos y maldecimos
el negro sino de vivir en un mundo, … muy poco fino.
Y no fino por desafinado,
pero sí mugriento, vapuleado, descarnado, … maltratado.
Cuántos más venimos, … más se disgusta el Planeta.
Como visita inoportuna, … llegamos y,
por mucho que se defienda, con seísmos y cataclismos,
seguimos siendo los mismos y caminando … hacia el abismo.
Condenados a vivir en el paraíso con el sudor esforzado de nuestras frentes,
a llegar causando dolor a nuestras madres en sus vientres y,
condenando al paraíso mismo a sufrir nuestras acciones incongruentes.
Parece ser que es incompatible el Hombre y el Paraíso,
como la arena y el granizo más así, … ¡Dios lo quiso!.
Tierra que cobijas nuestras miserias,
que enfermas y languideces con nuestras guerras, …
avaricias y codicias.
Tu faz languidece según el hombre crece,
tu destino parece darle eterno cobijo mientras tú,
Madre Tierra, … pereces.
Pensaba, ciertamente, sobre el porqué de mi venida,
sobre el porqué de mi nacimiento, … en definitiva.
Realmente no elegí venir, ni lo contrario tampoco,
creo que nadie de aquí lo pidió y, … lo contrario tampoco.
Será, quizás, que viendo donde hemos venido o dónde nos han traído,
es por lo que comentamos, pensamos o incluso decimos y maldecimos
el negro sino de vivir en un mundo, … muy poco fino.
Y no fino por desafinado,
pero sí mugriento, vapuleado, descarnado, … maltratado.
Cuántos más venimos, … más se disgusta el Planeta.
Como visita inoportuna, … llegamos y,
por mucho que se defienda, con seísmos y cataclismos,
seguimos siendo los mismos y caminando … hacia el abismo.
Condenados a vivir en el paraíso con el sudor esforzado de nuestras frentes,
a llegar causando dolor a nuestras madres en sus vientres y,
condenando al paraíso mismo a sufrir nuestras acciones incongruentes.
Parece ser que es incompatible el Hombre y el Paraíso,
como la arena y el granizo más así, … ¡Dios lo quiso!.
Tierra que cobijas nuestras miserias,
que enfermas y languideces con nuestras guerras, …
avaricias y codicias.
Tu faz languidece según el hombre crece,
tu destino parece darle eterno cobijo mientras tú,
Madre Tierra, … pereces.
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