HOW MUCH MONEY IN HEAVEN!
¡Una vez más!, ... Es Navidad pero,
en diciembre, la indigencia, sólo es más fría.
Al menos, en diciembre, el techo de mi alcoba no es tan negro;
¡O, al menos eso, bien deseo!
Jamás pensé que el dinero brillara tanto y con tan bonitos colores, ...
Jamás imaginé tanto dinero al alcance de mi vista, y con tantas carencias vitales en mi vida.
¡Navidad!, ... Espectacularidad de sensaciones, ilusiones, ... Y olores.
¡Me gusta la Navidad!
Hasta mi banco del parque se acercan, como todos los años ...
doña Conciencia y doña Hipocresía.
¡Qué bellas, ... Qué lindas!
Y, ¡ni defraudarlas quiero!, ... Ni quebrantos ni ansiedades, ni fatiguitas.
Por ello y con el mejor de mis disimulos; piadoso embuste, apuro ...
Ay, doñitas, ... Lisonjas, dádivas y bolsita llena, ... De la pasada Navidad, aún me queda.
¡Se van, se van ... Se van tranquilas! ... Henchidas de espiritualidad ...
¡Qué buenas, qué Santas y qué pías! ...
Qué me han dado de comer para todos los meses
y todos los días.
Solo quedo, mirando al techo de mi habitación, ...
Iluminada con luces que serpentean por las palmeras,
ambientada por la musiquita que se escapa de los balcones, ...
¡Y qué bueno, también, el principal edil de mi bonita ciudad! ...
¡Cuánto dispendio en luz y color! ... ¡Cuántas ilusiones que sufragar!
¡Luces que no has de comer, déjalas brillar!