Instituto de Segunda Enseñanza de Las Palmas. Año 1925.
Instituto de Segunda Enseñanza de Las Palmas. Año 1925-1928
Barrio de San Juan (1930-1932)
Orsérvese el Templete o Cúpula de lo que hoy es la Sede Intitucional de la Ulpgc, y lo que hoy es la calle Juan de Quesada.
San Nicolás y Fincas de Pambaso.
El Antiguo Hospital Militar
El antiguo Hospital Militar espera destino
Por Yuri Millares
Situado en la calle Juan de Quesada y con sus fronteras delimitadas por las otras calles de Beltrán de Lis, Bretón y Ramón y Cajal, el aspecto que ofrece el edificio a todo aquel que se acerca por allí es la de un abandono que reflejan sus sucias y despintadas paredes, con ventanas astilladas y cristales rotos. Su interior ofrece, igualmente, la imagen de abandono que percibimos en sus paredes exteriores, con un frondoso jardín donde viejos árboles y palmeras extienden sus dominios.
La historia de este singular edificio es anterior a su propia construcción, ya que fue concebido como instituto nacional de bachillerato en una ciudad que, a pesar de su desarrollo y población, no contaba a mediados de la segunda década de este siglo de un centro semejante. La aprobación para la apertura del primer instituto de bachillerato en Las Palmas (no sin la oposición correspondiente desde Tenerife), llegó en 1915. Así, dio comienzo la construcción del edificio que se le levantó con fondos del Cabildo Insular de Gran Canaria en la calle Juan de Quesada, en 1919 y cuyas obras se prolongaron hasta 1925.
Convertido en instituto de bachillerato y escuela de comercio en cuanto pudo abrir sus puertas, el estallido de la Guerra Civil española supuso su cesión como hospital militar, hasta que en 1984 esas mismas puertas se cerraron a la espera de nuevo destino. La noticia de la apertura de un instituto de bachillerato en Las Palmas fue acogida con el natural júbilo en la ciudad y, mientras en la vecina isla de Tenerife se organizaron airadas protestas, el cabildo grancanario inició los trámites para aportar los fondos necesarios al deseado instituto, necesitado de una sede permanente. Provisionalmente, aquellos primeros estudiantes que pudieron empezar sus clases lo hicieron en la calle Canalejas y luego en la calle Pérez Galdós, donde sendos edificios fueron habilitados al efecto.
La conclusión de las obras del definitivo y primer instituto en 1925, convirtió al edificio en Instituto de Bachillerato y Escuela de Comercio. El lado del mismo que estaba orientado a la catedral (calles Juan de Quesada y Beltrán de Lis) se dedicó a la enseñanza secundaria; el otro (calles Juan de Quesada y Beltrán de Lis), orientado a San Roque, a escuela de comercio. El jardín, que se extendía por la parte de atrás, daba a la calle Ramón y Cajal.
Figuras respetadas
En un clima cultural especial, donde los profesores eran generalmente figuras respetadas y hasta veneradas, el instituto contó con un plantel de catedráticos [y profesores] como Gonzalo Pérez Casanova, Edgar Agustini, Agustín Espinosa, Juan Millares Carló, Demófilo Medero… De José Chacón, que llegó a ocupar su plaza en Geografía e Historia desde La Aldea (todo un viaje en aquellos tiempos) se cuenta una curiosa anécdota. Dicen que cuando llegó a Las Palmas le preguntaron por qué casualidad había llegado hasta allí. Él, muy serio, respondió: “Por casualidad no, por oposición y sin cuña”.
En un clima cultural especial, donde los profesores eran generalmente figuras respetadas y hasta veneradas, el instituto contó con un plantel de catedráticos [y profesores] como Gonzalo Pérez Casanova, Edgar Agustini, Agustín Espinosa, Juan Millares Carló, Demófilo Medero… De José Chacón, que llegó a ocupar su plaza en Geografía e Historia desde La Aldea (todo un viaje en aquellos tiempos) se cuenta una curiosa anécdota. Dicen que cuando llegó a Las Palmas le preguntaron por qué casualidad había llegado hasta allí. Él, muy serio, respondió: “Por casualidad no, por oposición y sin cuña”.
En la Escuela de Comercio impartieron clase Felipe de la Nuez, Manuel González, Francisco Fiol, Alfonso Cañellas… La política en aquellos primeros años, según directrices de Juan Alvarado, en funciones de lo que hoy conocemos como delegado del Ministerio, era la de aprobar más que suspender. Pero no todos los docentes estaban de acuerdo. Eduardo Sall Casabuena, apegado a una actitud de mayor disciplina y exigencia frente a los alumnos, terminó por marcharse a La Laguna.
Las estadísticas, que conocemos de principios de los años 30, nos dan una idea de la composición por sexos de los estudiantes en aquella época que, para satisfacer la curiosidad del lector, podemos decir que era de un 87% de varones y un 13% de mujeres. Una diferencia que se redujo considerablemente tras la Guerra Civil, pero sólo de modo temporal. En los años 50 volvió a ser mayoritaria la presencia masculina entre el estudiantado, aunque la tendencia posterior fue a eliminar esa desigualdad. Sin embargo, el estallido del conflicto traería consigo un cambio de destino del edificio, que ya durante la II República había dejado de ser instituto. La disolución de la Compañía de Jesús y la confiscación de sus bienes en 1932 por el Gobierno Azaña, convirtió el colegio San Ignacio de Loyola, que los jesuitas tenían en Las Palmas, en instituto, permaneciendo en Juan de Quesada la Escuela de Comercio.
El Cabildo cede el edificio
El Hospital Militar, que estaba situado en aquellos años en la calle Castillo, frente al Hospital San Martín, es trasladado en 1937 a lo que ya sólo era Escuela de Comercio en la calle Juan de Quesada. Un acuerdo del Cabildo Insular de Gran Canaria en sesión celebrada el 6 de junio de 1940 formaliza esta situación al ceder “al Ramo de Guerra el edificio de su propiedad sito en la Ciudad de Las Palmas, calle Juan de Quesada, en la que actualmente se halla instalado el Hospital Militar”, según consta en la comunicación enviada por Antonio Cantero Neyra, secretario accidental del Cabildo, al teniente coronel jefe de la Comandancia de Obras y Fortificaciones de Ingenieros de Canarias.
El Hospital Militar, que estaba situado en aquellos años en la calle Castillo, frente al Hospital San Martín, es trasladado en 1937 a lo que ya sólo era Escuela de Comercio en la calle Juan de Quesada. Un acuerdo del Cabildo Insular de Gran Canaria en sesión celebrada el 6 de junio de 1940 formaliza esta situación al ceder “al Ramo de Guerra el edificio de su propiedad sito en la Ciudad de Las Palmas, calle Juan de Quesada, en la que actualmente se halla instalado el Hospital Militar”, según consta en la comunicación enviada por Antonio Cantero Neyra, secretario accidental del Cabildo, al teniente coronel jefe de la Comandancia de Obras y Fortificaciones de Ingenieros de Canarias.
Así, según este acuerdo, tomado por unanimidad del cabildo grancanario, la cesión se hacía “por todo el tiempo que a juicio de la Autoridad Superior Militar de las Islas sea necesario el edificio para las atenciones de sanidad militar a que viene siendo destinado”. El ya formalmente constituido como Hospital Militar, fue sometido a diversas obras de ampliación y adaptación, la primera de las cuales se proyectó en 1940, para acondicionarlo a las necesidades de centro de atención sanitaria. En sus últimos cuatro años en activo, mientras se construía el moderno centro ahora en funcionamiento, se encontraba ya en estado de deterioro, con unos aseos famosos entre quienes tenían que usarlos, por su deficiente estado de higiene.
Han sido muchos los jóvenes, tanto de nuestra ciudad como de otros lugares de las islas y de la Península, que a lo largo de todos esos años estuvieron destinados en el Cuerpo de Sanidad Militar prestando servicio en este hospital o han ocupado alguna de sus camas como pacientes. Una compañía de sanitarios tenía a sus soldados destinados aquí, haciendo las correspondientes guardias, ya sea de bata (en el interior del hospital) o de armas (en la propia compañía, situada en un edificio cercano, o en la azotea del hospital, en la esquina de las calles Ramón y Cajal con Bretón). "En aquella época presumíamos de ser el único cuerpo del Ejército que tenía mujeres", comenta, refiriéndose a las damas auxiliares, un vecino de Las Palmas que estuvo destinado en esta mencionada compañía.
¡UVI sin aparatos!
Sin embargo, su opinión, como la de otros que por allí pasaron, coincide en señalar las “graves limitaciones” de aquel viejo hospital. “Doy gracias de nunca haberme puesto malo”, dice refiriéndose a su período de prestación del servicio militar. “A los más graves había que enviarlos a la clínica del Pino. La UVI [Unidad de Vigilancia Intensiva] tenía de tal sólo el nombre escrito en la puerta. Dentro no recuerdo haber visto aparatos”.
Sin embargo, su opinión, como la de otros que por allí pasaron, coincide en señalar las “graves limitaciones” de aquel viejo hospital. “Doy gracias de nunca haberme puesto malo”, dice refiriéndose a su período de prestación del servicio militar. “A los más graves había que enviarlos a la clínica del Pino. La UVI [Unidad de Vigilancia Intensiva] tenía de tal sólo el nombre escrito en la puerta. Dentro no recuerdo haber visto aparatos”.
Entre sus vivencias, menciona “cierto temor cuando tenía que ir al calabozo. Era deprimente, todo en penumbra, con unas ventanas diminutas. La cama, la mesa y la butaca eran de hormigón. Bueno, en la cama había un colchón, claro. Y un agujero en el suelo junto a la puerta servía para hacer las necesidades”. De todas maneras, no era éste el lugar habitual para alojar a enfermos que, además de necesitar atención médica, se encontraban en situación de detenidos. Una sala en la segunda planta, con seis camas y con una reja en la puerta, era la utilizada.
Para un ex soldado que estuvo internado una semana vistiendo el pijama que “parecía de preso”, resultó llamativo que donde más pacientes había, además de en traumatología, era en psiquiatría. “Y había muchos legionarios”. Pasear, leer algún libro o revista y visitar el bar constituían las posibilidades a que destinar el abundante tiempo libre, aunque la ocupación de algunos, que pretendían ser declarados exentos del servicio militar por enfermedad, era la forma de ingeniárselas para convencer a los médicos.
'Ratas' y 'pastillas'
Los tres destinos posibles para aquellos soldados que estaban en el Cuerpo de Sanidad Militar destinados en el hospital eran en la compañía, en cocheras (conductores de ambulancias y otros vehículos) y personal del hospital. En cualquier caso, se repetía la jerarquía común a todo soldado de reemplazo (desde los ratas o novatos hasta los bisagras o má veteranos) y las mudas paredes de las salas y pasillos fueron escenario de las habituales pastillas, las novatadas.
Los tres destinos posibles para aquellos soldados que estaban en el Cuerpo de Sanidad Militar destinados en el hospital eran en la compañía, en cocheras (conductores de ambulancias y otros vehículos) y personal del hospital. En cualquier caso, se repetía la jerarquía común a todo soldado de reemplazo (desde los ratas o novatos hasta los bisagras o má veteranos) y las mudas paredes de las salas y pasillos fueron escenario de las habituales pastillas, las novatadas.
El cierre del hospital trajo consigo todo tipo de especulaciones sobre el futuro uso del mismo, lo que llevó, en primer lugar, a plantearse quién es el propietario. Como señalábamos, el edificio fue cedido por el Cabildo. Sin embargo, esta cesión no significó la titularidad de la propiedad hasta que, el 15 de junio de 1962, fue permutado por el antiguo cuartel de San Francisco a lo que se añadió una contraprestación económica de tres millones de pesetas. De esta manera, el edificio pasó a ser “Propiedad del Estado (Ramo de Guerra)”. Precisamente en base a esta titularidad, la Capitanía General de la Zona Militar de Canarias salió al paso, en nota difundida a la prensa en octubre de 1986, de las posibles especulaciones sobre el futuro y posible destino civil del edificio, una vez que dejó de prestar servicios como hospital.
En esa nota la Capitanía General informaba de la intención de ubicar en el ex hospital militar un Centro de Mando que comprendería diversas unidades y dependencias del Gobierno Militar y Jefatura de Tropas de Las Palmas. A pesar de ello, todavía no está claro qué destino final tendrá el edificio que, con sus puertas cerradas y frente a un [barranco] Guiniguada sumergido bajo el asfalto, permanece silencioso, o casi, pues en su interior aún hay soldados en misión de vigilancia.
Como ocurre con otras instalaciones militares de la ciudad de Las Palmas, hay un interés por parte del Ayuntamiento y del Cabildo por recuperarlo para su utilización civil, en consonancia con los intereses y necesidades culturales y sociales de una ciudad como ésta.
Así, mientras que para otros recintos militares, situados en el interior del casco urbano, se piensa en la creación de espacios verdes ante la carencia de parques de la capital grancanaria, el caso del antiguo Hospital Militar es diferente. Este podría ser destinado a usos culturales, ya sea como centro cultural, o conservatorio [de música], u otra variante en este sentido. Ello dependerá del acuerdo a que se llegue entre las diferentes autoridades civiles y militares.
LA ESCUELA SUPERIOR DE COMERCIO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 1913-1970
LA ESCUELA SUPERIOR DE COMERCIO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 1913-1970
Calle el Toril, hoy Juan de Quesada.
Calle Juan de Quesada en los años 20
Calle Juan de Quesada
Esta calle se caracteriza por sus viviendas unifamiliares dando fachada hacia el Barranco del Guiniguada. La calle se proyectó en 1868, costeándose con el producto de la venta de los solares ganados al barranco y vendidos a los propietarios de la calle Castillo. Recibió la denominación de Toril y luego Progresó antes de la actual. Destaca sobre todo, el edificio del actual Rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ocupado originariamente por el primer Instituto de Enseñanza Media de la Isla y luego usado como Hospital Militar.
Esta calle se caracteriza por sus viviendas unifamiliares dando fachada hacia el Barranco del Guiniguada. La calle se proyectó en 1868, costeándose con el producto de la venta de los solares ganados al barranco y vendidos a los propietarios de la calle Castillo. Recibió la denominación de Toril y luego Progresó antes de la actual. Destaca sobre todo, el edificio del actual Rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ocupado originariamente por el primer Instituto de Enseñanza Media de la Isla y luego usado como Hospital Militar.
Cúpula o Templete del Rectorado (Ulpgc)
El gran templete del edificio del Rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, situado en la calle Juan de Quesada, es de planta circular y rematada por una cúpula, el templete clásico levantado por Massanet en 1919, en el edificio del actual Rectorado, es uno de los más singulares y relevantes de la ciudad, ya que es el único abierto que existe. Tiene una altura de más de 7 metros y se alza sobre otro templete circular de doble altura inscrito en el vestíbulo del edificio. La simétrica claridad de los volúmenes se subraya por el gradiente y tratamiento diferenciado de cada cuerpo. El templete está en el antiguo edificio que fue el primer Instituto de Enseñanza Media de Gran Canaria, luego Hospital Militar, y ahora sede universitaria, según un proyecto de rehabilitación del arquitecto Luis Alemany. El conjunto arquitectónico mencionado está declarado Bien de Interés Cultural.
El proyecto original, de Enrique Cañas, y según la dirección de obras de Otilio Arroyo (1919-1925), se situó frente al barranco Guiniguada y se resolvió en un volumen rectangular que dejaba en su trasera locales de servicio y patios, ocupando el resto de una parcela trapezoidal. La planta es alargada y organizada a partir de un eje de simetría, el del pórtico, hall distribuidor y salón de actos. En el cuerpo central, a través de un pórtico, con escalinata doble, se accede al centro del edificio, con una rotonda cupulada de la que parten las dos galerías hacia los cuerpos laterales, con crujías de “aulas” y servicios, y dos patios donde se abren dos escaleras de tres tramos. La fachada tiene un alzado clasicista-académico en el que destaca, sobre la rotonda, el único templete abierto de la ciudad.
A juicio del arquitecto José Luis Gago, coordinador de las citadas visitas impulsadas por el Cabildo grancanario, “a pesar de no contar con un sistema de comunicación entre el templete inferior, inmerso en el edificio, y el superior, abierto a la manera clásica, que hubiera establecido una relación mas directa entre ellos, la exoticidad de esta primera obra del arquitecto resulta relevante en el contexto temporal en que se produjo”.
Según Gago, “en las dos primeras décadas del siglo XX se empieza a detectar una importante actividad constructiva que introduce novedosas tipologías arquitectónicas en la ciudad con las cuales se hace patente la pluralidad de los clientes y el afán burgués por la ostentación de su condición social. Entre las innovaciones destaca la insistente presencia de las torres-mirador, elementos de cuidada factura y elegante diseño que se convierten en referentes urbanos de todo tipo de edificios. Tal proliferación pone en entredicho y marca la obsolescencia de los miradores tradicionales construidos en las cubiertas de manera sucinta y funcional sobre un cuarto de azotea”. La pérdida de su función va asociada a la idealización del elemento mirador en cuanto representación simbólica en una doble vertiente de observatorio y punto de atracción visual, comenta el arquitecto, y “la diversidad de los modelos permite leerlos como un argumento de la ciudad moderna que pueden ser interpretados por áreas, estilos, etcétera”.
Uno de los patios interiores del Rectorado (Ulpgc)
Vista interior de la Cúpula del Rectorado
La cúpula del edificio que alberga al rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (el templete es obra del arquitecto Massanet y data de 1919) es un elemento singular del paisaje urbano de esta ciudad. El bello edificio, concebido en su origen como instituto de enseñanza media, se convirtió en hospital militar al estallar la guerra civil y como tal prestó servicios hasta mediados de los años 80 del siglo XX.
Hall de entrada al Rectorado de la Ulpgc
Detalle pictórico que se haya en la parte superior del Paraninfo
Boletín Oficial de Canarias Núm. 22, Lunes 21 de Febrero de 1994
VÍDEOS ANTÍGUOS DE LA CIUDAD DE LAS PALMAS
Guaguas y guagüeros
Calles y Carreteras de Gran Canaria
El antiguo Hospital San Martin de Las Palmas de Gran Canaria
La Catedral Primada del Atlántico
La Catedral Basílica de Canarias es la Catedral Primada del Atlántico , ya que fue la primera Catedral edificada en el Atlántico , se mandó a construir por mandato de los Reyes Católicos (de ahi el titulo regio de Real Basílica de Santa Ana), empezó a construirse hacia 1497, pero por falta de fondos se tuvieron que paralizar las obras en 1570.
La larga historia del templo hace que en él se combinen estilos tan distintos como el gótico tardío de su interior y el neoclásico del exterior. Su fachada es el elemento más característico. La Catedral tuvo dos grandes fases, una desde el año 1497 hasta 1570 y la otra desde 1781 hasta la actualidad. La catedral permaneció cerrada al culto debido a la restauración la misma desde el año 1996 y se abrió denuevo al culto en el año 1998.
Fue nombrada Basílica de Canarias por el Papa León XIII siendo Obispo de Canarias Fray Cueto y Diez de la Maza en el año 1894. Y fue agregada a la Basílica Mayor de San Juan de Letrán en Roma por el Papa Pío IX siendo Obispo de Canarias Joaquin Lluch de Garriga en el año 1863.
La patrona principal de Las Palmas de Gran Canaria es Santa Ana y también titular del templo catedralicio y que desde la conquista de la isla se la ha tenido como patrona e intercesora.
El templo tiene planta de cruz latina, el crucero no resalta demasiado y está coronado por un cimborrio.Se encuentra en la capilla mayor y tiene forma cuadrangular y en ella se encuentra el presbiterio y el coro. El altar mayor esta presidido por la imagen titular de la Catedral y la Patrona de la ciudad: Santa Ana, obra de José de Armas Medina tallada en el año 1945.
El material utilizado es la cantería azul procedente de las canteras de San Lorenzo, que se utiliza para los arcos, nervios de la cubierta y soportes, con el color gris que le caracteriza.
En las zonas donde predomina la cantería destacan sobre el fondo blanco del yeso de los muros o paños de las cubiertas. Éstas son de poco espesor, realizadas con material volcánico como es la piedra pómez, muy porosa, ligera y de poco espesor.
El muro, realizado con mampostería tiene todavía una función de soporte. Aparece artículado en dos niveles con pequeñas aberturas y ventanales sobre los arcos formeros de las capillas laterales.
Las ventanas son concebidas como huecos en el muro y no como amplios ventanales.
Se aprecian dos tipos de soportes: por un lado, columnas exentas, diez en total, que separan las naves laterales, y con forma cilíndrica. El otro grupo de soportes discontinuos lo forman la veintena de pilares adosados a los muros laterales. Son cruciformes, con capiteles corridos. Aparecen pilastras de orden clásico en el interior de las naves y columnas renacentistas, embebidas de orden corintio en la capilla de Santa Teresa de Jesús.
Los arcos de las capillas laterales son apuntados. Los de las bóvedas aparecen rebajados y van perdiendo su apuntamiento gótico. Las cubiertas están realizadas con bóvedas de crucería en las naves centrales y laterales.
El cimborrio situado en el crucero y que da paso a la capilla mayor, tiene un tambor con ventanales, cúpula y linterna. Los arbotantes tienen menor desarrollo debido a que no cumplen su función de descarga en las naves laterales. Las naves son de la misma altura (planta de salón).
Los nervios, con líneas semicirculares, se abren a modo de palmeras en la parte superior de los soportes.
Es la Basílica más grande de Canarias , y el templo más emblemático e importante de las Islas Canarias.
Se encuentra en la isla de Gran Canaria sede de la Diócesis de Canarias y está declarada Bien de Interés Cultural.
Y también está declarado como Monumento Nacional.
http://www.laprovincia.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009072700_4_247083__Las...